UN VIAJE DESDE QUILLOTA HASTA EL JARDÍN SANADOR CASABIERTA
Cuando nos enteramos del fallecimiento de María Bori Soucheiron quisimos, casi en forma inmediata, honrar su memoria haciendo lo que ella mejor sabía hacer: impulsar, empujar, concretar, permitir que las cosas sucedieran y hablar de “Casabierta”.
Nos acompañó en el proceso del Jardín Sanador. El recuerdo de trabajar en equipo es sinónimo de calidez y disposición. No porque no hubiera problemas, sino porque siempre existió voluntad de superarlos y porque nunca se nos olvidó que lo más importante eran los niños.
Por lo mismo, la mejor forma de agradecer su efecto en nosotros es seguir plantando, entre todos, nuevas especies en el jardín.
Como las sinergias están a favor de las buenas voluntades, bastó hablar con Rodrigo Tagle, gerente corporativo de Coaniquem para concretar retirar (desde Quillota) la donación de más 30 metros cuadrados de plantas que nos había regalado Rosemarie Ullrich, dueña de Viveros Acuática. Decidimos que, en vez de llevarlo a un hospital, el mejor espacio era Casabierta, para así cultivar alegría, encuentro y compromiso por las buenas causas.
En los próximos días contaremos cuándo haremos un “voluntariado masivo”, mancomunado entre Inspira y Coaniquem donde las familias se unan plantando en nombre de María. Ojalá que podamos hablar de ella, saber y conocer anécdotas y, sin darnos cuenta, seguiremos fortaleciendo lazos y entendiendo los ciclos de la vida en este precioso Jardín Sanador Casabierta.
Verónica Novoa, directora ejecutiva de Fundación Inspira