Voluntarios de mantención de jardines comprometidos con la comunidad hospitalaria
Fundación Inspira se ha dedicado por años a la recuperación de áreas verdes en hospitales y centros de salud públicos, para lo cual convocó a un voluntariado de mantención de jardines el último sábado de cada mes.
Gloria Mardones es una de las voluntarias más antiguas de la fundación y lleva poco más de un año colaborando para mantener las áreas verdes que se han recuperado en el Hospital del Salvador.
En octubre de 2015, Gloria, una apasionada por la naturaleza, se encontraba disfrutando de la Feria Jardinera cuando llegó al stand de Fundación Inspira. Ahí no sólo encontró un lugar en el que podía dedicarse a lo que más le gustaba, sino que además podría darle un nuevo sentido, un sentido social.
Se quedó algunos días muy pendiente frente a la pantalla del computador esperando el preciado correo hasta que llegó. La citaron a su primer voluntariado de mantención de jardines en el hospital del Salvador, donde pudo conocer más en profundidad a los directivos y al resto del equipo.
Sentada en una banca frente al majestuoso árbol Ceibo, explica cuáles son las labores que cumple regularmente en los voluntariados. “Hay veces en que tenemos que repartimos, porque venimos varias voluntarias. Hacemos dos grupos y cada uno toma dos patios. Es bueno también repartirnos, porque cuando somos varias, en el siguiente voluntariado nos podemos dedicar a los otros patios, donde se ha producido un mayor trabajo, ya sea por poda o por limpieza de las hojas que se secan”, asegura Mardones.
Recordando con nostalgia el gran jardín que tenía en su casa antes de cambiarse a un departamento, comenta que si bien cada patio que se ha recuperado en el hospital tiene un encanto especial, destaca particularmente tres. El Jardín del Ceibo por la historia que representa en el hospital, el Parque Almez, por su calma y quietud, ya que es un lugar donde se puede ir a meditar y el Patio Rayos, por su amabilidad, asegura que este último es un lugar muy familiar y que los funcionarios del sector se han encargado de hacerlo muy propio.
Actualmente asisten alrededor de 15 mujeres fijas a los voluntariados de la fundación para sacar maleza, retirar hojas secas y podar los árboles que lo necesitan, y así mantener un hermoso lugar para pacientes familiares y enfermos.